¿Cómo va el
Mundial, gente? Yo he podido ver tres partidos entre los que se retransmiten en
abierto, más allá de lo estrictamente futbolístico empieza llamándome la
atención un asunto relacionado con el tema arbitral. En pleno siglo XXI parece
que la peña de la FIFA quiere introducir ‘inventos modernos’ para mejorar el
circo de la pelota y para eso han dotado a los árbitros de un mini spray, que
deben llevar en el bolsillo de atrás del pantalón y no en la pechera (no vaya a
ser que tengan que mostrar una tarjeta a algún jugador y con los nervios le
acaben rociando el careto…), para marcar una raya, que no puede traspasar ni Cristo,
cuando se señalan las faltas al borde del área, ¿qué tal un color fosforito
para que se distinga mejor de las líneas del área?, es lo que podríamos llamar
un método garbancero aunque efectivo a su manera…
Sin
embargo, continúan obsesionados en no aplicar nuevas tecnologías que harían más
justo el desenlace de un encuentro. Por ejemplo, los dos penaltis piscineros
que les pitaron a favor tanto a Brasil como a España, ni uno ni el otro lo eran
(a los unos les sirvió para ganar un partido que no merecieron y a los otros
para maquillar una paliza histórica que aún pudo ser mayor); ¿tan difícil sería
parar el partido y, en caso de duda, revisar la jugada de marras en la moviola
de un monitor, marca del patrocinador de turno, tomándose un agüita y tal…?; el
caso es que sobre esas jugadas en concreto que, pongamos por caso, vieron 500
millones de personas por TV, 499.999.999 coincidieron en que no eran penalti…
sólo un ente superior pensó que había que señalar el punto fatídico: el
árbitro. Curioso, ¿no?
* Para la
historia quedará que el primero que aplicó la nueva norma del spray fue un
japonés llamado Nishimura, a tenor del penalti que se sacó de la manga nipona
es muy posible que, antes de ver la pelota del partido inaugural, lo más
redondo que había visto en su vida… era un melón.-