domingo, 15 de junio de 2014

La delgada línea blanca


¿Cómo va el Mundial, gente? Yo he podido ver tres partidos entre los que se retransmiten en abierto, más allá de lo estrictamente futbolístico empieza llamándome la atención un asunto relacionado con el tema arbitral. En pleno siglo XXI parece que la peña de la FIFA quiere introducir ‘inventos modernos’ para mejorar el circo de la pelota y para eso han dotado a los árbitros de un mini spray, que deben llevar en el bolsillo de atrás del pantalón y no en la pechera (no vaya a ser que tengan que mostrar una tarjeta a algún jugador y con los nervios le acaben rociando el careto…), para marcar una raya, que no puede traspasar ni Cristo, cuando se señalan las faltas al borde del área, ¿qué tal un color fosforito para que se distinga mejor de las líneas del área?, es lo que podríamos llamar un método garbancero aunque efectivo a su manera…

Sin embargo, continúan obsesionados en no aplicar nuevas tecnologías que harían más justo el desenlace de un encuentro. Por ejemplo, los dos penaltis piscineros que les pitaron a favor tanto a Brasil como a España, ni uno ni el otro lo eran (a los unos les sirvió para ganar un partido que no merecieron y a los otros para maquillar una paliza histórica que aún pudo ser mayor); ¿tan difícil sería parar el partido y, en caso de duda, revisar la jugada de marras en la moviola de un monitor, marca del patrocinador de turno, tomándose un agüita y tal…?; el caso es que sobre esas jugadas en concreto que, pongamos por caso, vieron 500 millones de personas por TV, 499.999.999 coincidieron en que no eran penalti… sólo un ente superior pensó que había que señalar el punto fatídico: el árbitro. Curioso, ¿no?

* Para la historia quedará que el primero que aplicó la nueva norma del spray fue un japonés llamado Nishimura, a tenor del penalti que se sacó de la manga nipona es muy posible que, antes de ver la pelota del partido inaugural, lo más redondo que había visto en su vida… era un melón.-