domingo, 25 de marzo de 2012

El paréntesis - Élodie Durand

Durísimo autorretrato el de esta autora francesa que sufrió una dolorosa enfermedad en una edad tan difícil como los veintipocos años: una de esas extrañísimas enfermedades cerebrales, temor al monstruo del tumor, agravada con una epilepsia crónica derivada que le impedía desarrollar las actividades normales de una persona de su edad; intentad hacer el esfuerzo de imaginar: los estudios, la familia y los amigos, los novietes, el contacto con el mundo real en la calle o en cualquier ámbito de la vida, el miedo constante de no poder depender de uno mismo… y aún así añorar la independencia, todo ello de la noche a la mañana, esa noche que no ve y no siente, que no habla ni oye.
Primeros síntomas como la falta de concentración, ligeros mareos, el sueño eterno de los que nunca han descansado demasiado, o algo tan doloroso como la pérdida de memoria cuando justamente uno empieza a adquirirla. También las subsiguientes visitas al neurólogo y especialistas varios: batas blancas, aparatos sofisticados, pastillas de última generación que alguien tiene que probar cuando el ratoncito de ensayo ya no soporta tanta tralla neuronal.
Así empieza la interminable carrera de Élodie por el circuito más exigente de la investigación médica, conduciéndose lentamente con una irreductible voluntad de superación, viajando a través de oscuros túneles y en la más absoluta soledad de los incomprendidos, mientras afronta las miradas de todos esos ojos que miran pero no entienden y se enfrenta a la dura batalla que supone reaprender a vivir entre algún momento de lucidez robado a las tinieblas de su laberíntica enfermedad y el terror de no saber quién es uno mismo.
Lo plasma a través de un dibujo firme en blanco y negro que desprende una rabia feroz, para que la entiendas mejor, a través del trazo grueso que rasga el papel en alguna de sus viñetas (las dibujadas entre 1995-1998), utilizando una simbología muy particular, como no podía ser de otra manera, y de un guión que sugiere más que muestra la injusticia que rige en todos los infiernos de la salud personal.

ISBN: 978-84-96722-79-8
TÍTULO ORIGINAL: La Parenthèse
EDITORIAL: SINS ENTIDO
PÁGINAS: 222
PREMIOS: BD 2011 - Lectores Liberation, Autor Revelación Angoulême 2011.
VALORACIÓN: 7 sobre 10

martes, 20 de marzo de 2012

Ovidi Montllor - Perquè vull


Llovía aquel día. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de que lloviera.
Salía ella de casa. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de que saliera.
Tenía yo un paraguas. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de tener.
Me ofrecí a cobijarla. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de ayudar.
Me dijo. “Encantada”. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de encantar.
Se acurrucó a mi lado. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de amar.
Vivimos en un mundo precioso. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de vivirlo.
Después hablamos. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de hablar.
Volamos por el mundo. ¡Porque quiero!
Porque tengo ganas de volar.
Volamos por un mundo nuevo. ¡Porque quiero!
Porque no me gusta éste.
Y lo vimos mejor. ¡Porque quiero!
Porque sé que es mejor.
Comimos lo mejor. ¡Porque quiero!
Porque sé que se puede comer.
Vivimos con gente encantadora. ¡Porque quiero!
Porque estoy harto de la contraria.
Todo era una maravilla. ¡Porque quiero!
Porque estoy harto de ascos.
Todo era de todo el mundo. ¡Porque quiero!
Porque todo es de todos.
Y acabo la canción. ¡Porque quiero!
Todo empieza en uno mismo.

Libre Traducción: Krust

martes, 6 de marzo de 2012

Una rosa roja en la espalda del mundo

¡Cuánto me va a costar escribir una reseña sobre esta extraordinaria novela gráfica! Es la inevitable primera impresión que siento cuando abro el documento Word y me dispongo a enfrentarme con la pantalla blanca para contar mi propio viaje entre las sufridas páginas, tan peligrosas como rigurosas, de esta estupenda obra, que se puede disfrutar de una sentada de un par de horas pero que, en mi caso particular, no me extrañaría que permaneciera grabada en alguna parte del alma durante toda la vida. Utilizando la tinta de luz que el teclado informático me proporciona, quede claro que cualquier imagen de Baudoin o de Troubs valdría muchísimo más que las mil palabras que pueda durar este texto, digamos que dan ganas de recortar cualquiera de sus asombrosas viñetas y guardársela en la cartera para no olvidar que el ARTE, así en mayúsculas, es el único elemento capaz de acabar con las miserias del ser humano; me dispongo a despertar conciencias largamente aletargadas en el subconsciente de la raza humana, digamos que esta lectura ha sacudido mi conciencia y necesito dirigir la onda expansiva de mi agitación hacia el exterior. Si te duele, aunque sólo sea un poquito, te jodes hermanito…

El argumento es de una originalidad tan insultante como arriesgada en su planteamiento, ya que se trata de una novela gráfica construida en riguroso directo, y por supuesto sobre el terreno, con las vivencias de los dos dibujantes (Baudoin cifra la duración en un mes escaso, mientras Troubs prefiere comentar que el proceso duró dos meses, así que yo lo dejaré en un término medio de mes ½); tras un inicio donde asistimos al viaje iniciático de los autores por tierras mexicanas, cada una de ellas con su propia idiosincrasia: México D.F., Chihuahua, Querétaro, León, Durango, Torreón… seguimos en una especia de road movie, animada en blanco y negro, con destino a la ciudad más peligrosa del mundo: Ciudad Juárez. Con la idea de observar, compartir, encontrarse, conocer a sus gentes, hacer un retrato gratuito de los que quieran, y proponerles una simple cuestión a cambio (dificilísima de responder como veremos en la situación particular de cada personaje) que es nada más ni nada menos que ésta: ¿Cuál es su sueño?, o para que se entienda mejor los autores intercambian retratos por sueños, así de simple. Esta es la base del periplo por el lado oscuro de este país, cuya idea surgió de Baudoin, dato importante, tras la lectura del libro “2666” de Roberto Bolaño, el reconocido escritor chileno fallecido en 2003, un proyecto financiado gracias a la ayuda de “Culture France” en forma de beca (mientras otros gobiernos se dedican a recortar ayudas a la cultura, la enseñanza, o la sanidad por citar algunos de los pilares de cualquier sociedad avanzada) y la colaboración en forma de fichaje de Troubs, quién no dudó en embarcarse en la aventura al recibir la pertinente invitación de su colega.

Teniendo siempre presente aquello que proclamó el viejo dictador Porfirio Díaz: “Pobre México. Tan lejos de los ojos de dios, tan cerca de Estados Unidos”, uno transita entre los sueños y pesadillas de las gentes de Ciudad Juárez reflexionando sobre cada respuesta de sus diversos habitantes, de diferente condición social, y todo ello desde las dos fronteras existentes entre Ciudad Juárez (México) y El Paso (EE.UU), la frontera de las fronteras entre la felicidad y el dolor, separadas por escasos metros y por el reseco Río Bravo, al que los gringos llaman Río Grande por aquello de diferenciarse de la escoria del sur. Mundo Rico que construye fábricas para mujeres (llamadas “Maquiladoras”) en Mundo Pobre con sueldos de 35 euros semanales, ríete tú de la crisis financiera…), a donde llegan mujeres, solas casi siempre, procedentes de toda América Latina. Extorsiones económicas entre cárteles políticos del vicio. Asesinatos a mansalva, dando una media cada noche de 17-20 personas que coparán los titulares de los periódicos de la mañana siguiente. Corrupción policial a la luz del día, perros de protección que ladran toda la noche sin dejarte dormir para que estés alerta, y sirenas que silban de día y ululan de noche como lobos hambrientos de sangre sonando como las de los videojuegos. Violencia en su máxima expresión. La ficción besando la lona ante el gancho de izquierda de la brutal realidad.
Ciudad Juárez, llamada así por Benito Juárez que hizo fuerte la república mexicana durante la invasión francesa (1861-1867). Y que posteriormente se convirtió en capital mexicana cuando las tropas de Pancho Villa tomaron el mando en 1910 poniendo a raya a los invasores. Una ciudad conocida mundialmente por el horroroso feminicidio que ocurre noche sí y noche también, aún en la actualidad, aquí aprendemos el porque no se puede salir de casa cuando se esconde el sol, también en esta obra vamos a ver mucho más clarito el porque de ese vomitivo ejercicio de la Caza Mayor de la Mujer Menor, algo tan incomprensible como horroroso, pero que sucede. Y aquí te lo van a restregar por la cara, para que después te la laves de vergüenza ajena, sin escatimar ni un solo detalle de esa cosa que sucede, sucede, no queremos creer… pero sucede. EL HORROR, en mayúsculas, que diría el propio coronel Kurtz en Apocalypse Nov si fuera capaz de admitir que siempre hay una cara peor para todo, también para el terror de existir.

* Me voy a permitir dar la máxima puntuación para esta obra perteneciente a ese nuevo arte del S.XXI en que se ha convertido el cómic o novela gráfica. El documento Word me avisa de que he pasado la extensión preceptiva de una hoja en la que suelo verter mis opiniones, pido disculpas por ello… también por formar parte de un mundo donde suceden, suceden, no queremos creerlo pero suceden estas cosas. Pero ni puedo ni quiero mirar a otro lado. Conste en acta el 10.

jueves, 1 de marzo de 2012

Eugène Delacroix

"Autorretrato" (1839)

• Delacroix (1798-1863)
• CaixaForum – Barcelona
• Hasta el 30 de mayo
• Entrada: GRATUITA
• Cuadros 130
• Colaboran: Museo Louvre (París), Galería de los Uffizi (Florencia), National Gallery (Londres), The Metropolitan Museum of Art (Nueva York), Musée d’Orsay (París), The Art Institute (Chicago), The British Museum (Londres), Musée de Beaux-Arts (Burdeos).
"Mujeres de Argel en sus habitaciones" (1834)
De camino hacia Marruecos, atravesando España, Delocroix descubrió las pinturas de Goya y se enamoró de su oscuro arte. Una vez en tierras del Magreb el genial pintor francés experimenta con el uso de los colores y los tejidos, creando su propio universo pictórico que después admirarían, sirviéndoles como inspiración, artistas del pincel como Picasso o Cézanne.
Ilustración para "Faust" - Goethe
Estupenda colección de cuadros (aunque se echa de menos, para completar el goce sensorial, su famosa tela pintada en 1830: “La libertad guiando al pueblo”). Personalmente he flipado con la utilización de los colores, la recreación de la luz natural sobre todo, y con la relación del pintor con la literatura en una espectacular sala gótica donde se exhiben sus ilustraciones para el Fausto de Goethe. Ah! Y que no se le escape a nadie esa cita pintarrajeada en la pared, a la salida de la exposición, donde Delacroix homenajea, y de que manera, a Charles Baudelaire…
"El naufragio de Don Juan" (1840) o el cuadro con el que me quedaría si pudiera escoger uno...