lunes, 13 de junio de 2011

Déjate llevar

Cartel en francés y en español, a gusto del consumidor y actualmente en cartelera, yo recomiendo fervientemente verla en VOSE pero sea como sea, no deberíais dejar que se os escapase la oportunidad de vivir la experiencia de su visionado, vale muy mucho la pena…
Partiendo de la base de que a mí una película que me hace llorar y reír a partes iguales ya es de entrada una Obra Maestra, por aquello de que cada vez me cuesta más alcanzar uno u otro estado, y agradeciendo la onda que me llegó de ese infalible sistema colectivo que es el boca-oreja, el que nunca jamás falla, estoy en disposición de comunicar que la sesión de cine de ayer ha sido la mejor de lo que llevamos de año y una gran alegría poder disfrutarla en los tiempos que corren, y como dudo mucho de que la experiencia se pueda repetir en breve, así lo manifiesto para que conste en acta cinéfila.
Con una BSO impresionante, de la que no voy a decir ni mú para que te coja desprevenido de las orejas y se paseé por tus pabellones auditivos con toda la fuerza que proporciona la sorpresa cuando es agradable, transitamos por cada uno de esos 154 min. de intenso metraje que pasa como una exhalación por tu retina sin que apenas te veas obligado a cambiar de postura para acomodar el culo en la butaca.
Mientras, un grupo de personajes amigos que interpreta un casting actoral de campanillas, entre los cuales vas a encontrar a aquel-aquella con el que sentirte identificado, desfila por la pantalla poniendo a prueba la dulce sensación de poseer una amistad verdadera y desafiando cada gota de mentira salada que intenta salpicarles desde el mar de la incomunicación que baña la sociedad moderna.
Y me niego a contar nada más, para que te presentes virgen a la cita con tus asuntos mundanos, puede que esto no sea una opinión de cine al uso sino más bien un consejo disfrazado de miseria humana generacional donde la química entre lo auténtico y lo falso se funde en un espíritu de supervivencia llamado… madurez.

“Pequeñas mentiras sin importancia” – Guillaume Canet (2010)