miércoles, 4 de agosto de 2010

Holanda 19/09/97


Tan rota como pudo acabar aquella botella que rodó rebelde por la superficie acerada de una mesa de bar hace 1h y 26 minutos, sorteando el filo del abismo de espuma que la invitaba a quedarse, desafiando la libre caída hacia el falso colchón de asfalto, y siendo atrapada en ágil maniobra por la mano izquierda del cazador solitario.
Asir la presa al vuelo, vacilar, y volver a acurrucarse en la metálica silla mientras vuelves a levantar el codo brindando con el muro de enfrente, tiene su qué. Y más, si no lo ha inmortalizado nadie.
Vamos a dar un paseo, la calle me llama, aquella terraza de hastío, de vuelta quizá… Un café con hielo, otro más sí, para empezar. Y el puto estribillo de una canción desesperada.-