sábado, 2 de enero de 2010

Spanish Underground

Iván Zulueta (29-Septiembre-1943 / 30-Diciembre-2009) se nos fue al otro barrio con los últimos estertores del año de las sombras, treinta años antes, curiosamente en otro periodo de crisis en este país (1979); filmó uno de los gozos de culto del cine español más recordados entre las ratas de filmoteca, “Arrebato”, que siempre será el Crazy Diamond que más brillará en nuestra memoria cuando le recordemos...
Las pocas veces que he hablado sobre esta película con gente, que mayoritariamente no la ha visto pero la conoce, siempre he defendido que más allá de los múltiples guiños autobiográficos, que los tiene y muchos, siempre he creído que en mi opinión es una peli sobre el cine dentro del cine - como droga dura en particular-; todas las sensaciones que puede provocar este arte en cualquier persona que se enganche a el, de una manera incontrolada se entiende, y como te absorbe la voluntad cuando te dejas atrapar.
Justo, una metáfora sobre las drogas en general, tan exquisitamente representada en la maravillosa escena del reencuentro de José y Ana (Eusebio Poncela – Cecilia Roth), donde una simple ojeada nos permite constatar que tras esa noche de desfase hay mucho más de lo que la heroína hizo por separarlos (veneno marcado en la existencia del propio Iván durante toda su vida y que nunca logró borrar de su vena creativa), que del sexo que los unió, a pesar de todos los esfuerzos de alianza convergente entre almas gemelas... a la deriva.
Este rarísimo experimento, concebido como un corto y extendido hasta su puesta de largo en metraje, parte de un flashback inicial que contiene en sus entrañas otra sucesión de minuciosos flashbacks internos, dando lugar a la gestación de la criatura, representada en una simple cinta de casette, obra de Pedro (Will More) tercer personaje en discordia y motor de acción del exorcismo tras la cámara redentora; pocos vampiros en la historia del cine te harán creer en el poder de la sangre, metamorfoseando el rojo en blanquinegro, como este fascinante y extraño personaje. Morir a manos del cine.

La poderosa imaginación de Zulueta fabrica un trío balsámico fruto de los delirios de tres “minúsculas” personas y tres grandes monstruos por exorcizar: la droga, el cine, y el vampirismo, además de hacer una terrible apología a favor del suicidio, por supuesto almas inestables abstenerse de ver esta cinta.
Con la genialidad mutilada por las fuerzas opresoras de la policía censurofranquista, que retiró de circulación todos sus cortos rodados en super 8 (que no solo escribió, produjo y dirigió, sino que también fotografó y montó), tuvo que ganarse las habichuelas como dibujante con sus fascinantes e inigualables carteles de cine, además de otras historietas contraculturales. Dicen que ahora se va a estrenar una retrospectiva permanente de toda su carrera en todas y cada una de las salas del Infierno. Algún día espero recuperar esas pequeñas joyas. Hasta lueguito, amigo.-