miércoles, 30 de diciembre de 2009

Las uvas de la ira

Es el último aliento del rock realmente descomunal que yo he visto sobre un escenario, cuánto me hubiera gustado hacer acto de presencia, aunque me consuela saber que como esto no podía quedar sin grabar, alguien tuvo la brillante idea de inmortalizarlo. Se puede extasiar, como viaje sin retorno en taxi sin tasas, si te sumerges en las entrañas de esa escalofriante y febril letra.
Rozando las tres horas de concierto, las piernas le piden un reposo vacilón a Valdivia y unas gárgaras de whiskito a Bunbury, pero hay que levantarse que es la última del último concierto de la última gira y se impone despedirse del personal… con tinta de luz.
Dicen que después vinieron los cuatro bises del Apocalipsis, ya pasada la medianoche.
We want the World… now! Feliz Año Nuevo, que con este solecito no se puede hibernar.-


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