martes, 1 de septiembre de 2009

Acordes y balas... perdidas

Dicen de esta película que es un western, vale, no seré yo quién lo discuta, pero si cierras los ojos y escuchas un diálogo tan brillante como ese del video seguramente lo podrías encuadrar en un drama lacrimógeno, una cinta de serie negra, o en cualquier otro género que se te ocurra, incluido el de la comedia.
Estos dos personajes viven exiliados en su propio mundo interior, se juntan y se separan a lo largo de sus vidas, se adoran y se odian, ni contigo ni sin ti… Personas solitarias que van pasando por la vida sin sobresaltos, saben sobrevivir luego han aprendido a existir, pero tienen tanto que decir que no les importa esperar el momento adecuado para expresar sus sentimientos, callan cuando deben, hablan cuando hay algo que decir, justo en las antípodas de la manada que no para de hablar sin decir nada y que cuando callan… lo dicen todo.
Johnny llega a un desolado pueblo a lomos de su caballo, con una guitarra colgada a la espalda como única arma para defenderse de los designios del destino, en ese pueblo se reencuentra con Vienna, que regenta un puticlub donde se alquilan personas para hacer más llevadera la soledad a otras personas.
El paso de los años ha esculpido en Vienna una forma masculina de entender la vida, mientras que ha feminizado la manera de sentir de Johnny, intercambio de roles, en dos personajes que afrontan su reencuentro como un auténtico tour de force existencial, ya va siendo hora de ajustar cuentas con el destino… entre los dos.
* Inolvidable la pieza principal de su BSO, interpretada por Peggy Lee.-


Joan Crawford & Sterling Hayden
“Johnny Guitar” – Nicholas Ray (1954)