martes, 4 de agosto de 2009

La angustia del bufón

Entre todos los replicantes que Deckard debe retirar siempre le tuve un gran cariño a Pris, ella es la máquina perfecta, diseñada para dar placer a los hombres que trabajan en las colonias siderales, se rebela, como sus compañeros, contra su fecha de caducidad, contra su propio dios creador, si algún día inventaran el día de la replicante trabajadora, ella sería la mártir por antonomasia. Folla, calla, y no hagas preguntas, tus derechos son los mismos que los del consumidor quejándose en el super del barrio por un pack de pettit-suisses caducaos…
Esta escena me encanta, no es de las más celebradas del archiconocido clásico de Scott, pero encierra entre sus fotogramas una gran dosis de misticismo gótico decadente que me chifla, se trata el encuentro entre J.F.Sebastian, diseñador genético de la Tyrrell Corporation, que regresa a casa tras una dura jornada en el curro, y no es un trabajo cualquiera amiguillos, este tipo que sufre síndrome de Matusalem o envejecimiento prematuro (¿es que no ha visto esta peli Bad Pitt para inspirarse?) se dedica a construir robots quasiperfectos además de tener como hobby particular el hacerse sus propios juguetes animados, ah! Que dura es la vida en la soledad de la gran ciudad, eh?, un tío que se fabrica amigos vaya… en lo más alto del edificio Bradbury, un pasote de construcción en cuanto a arquitectura se refiere… y mi robotita favorita, Pris.
Sola y desamparada bajo la lluvia, fuerza un encuentro casual para que el la invite a subir a casa, viejo truco que suele surtir efecto, a continuación sucede que…


"Blade Runner" - Ridley Scott (1982)