sábado, 29 de agosto de 2009

Gafados

Entre los complemen(tos) veraniegos por excelencia están las gafas de sol, las hay de todos los gustos y colores, pero por lo que he observado en las calles este tórrido estío del 2009 parece ser que han triunfado las megalentes gigantes, esas que no solo te tapan la nitidez de la mirada para verlo todo un poquito más artificial, sino que hasta las cejas depiladas y las ojeras de empanada.
Esa estúpida tendencia de clonarse unos a otros para parecer así una manada moderna disfrazada de falsa tribu consumista no acabo de entenderla, y más si tenemos en cuenta que son las grandes empresas quienes imponen las modas que tocan, desde los famosotes de medio pelo que aparecen en los infumables programas de TV ( a quienes no conoce ni su santa madre), hasta el anónimo populacho que imita sin ningún tipo de reparo lo que se lleva, ay! Esos chicos italianos, tan monos ellos, con sus gafitas de diseño, todos cortados por el mismo patrón, que después resulta que ligan con nuestras chicas y las decepcionan amagando un gatillazo bajo el calzón. O esas chicas de los países más potentes del globo, tan exóticas ellas, gafitas norteñas, que se lo montan con nosotros y hacen que nuestra sangre caliente se tibie al contacto con sus esculturales cuerpos… de hielo. Digamos que no me molan las tías que no sudan en la batalla, ni siquiera cuando se amorran al micro del karaoke sexual para cantarse una coplilla, algunas deberían aprender a darlo todo cuando suben al puto escenario, y más cuando la ocasión lo merece, claro, con esas gafas oscuras uno no puede ver si refulge el ardor en la mirada, total hay que desprenderse de ellas en algún momento del juego, excepto si la susodicha portadora es secretaria de dirección, entonces… mejor que se las deje puestas mientras canta, pero las que usa en la oficina, no las que pasea por la Avenida del Glamour.
Nunca he usado gafas de sol, y menos gafones, ni siquiera para vacilar, si las necesitara lo haría pero me molestaría sobremanera tener que esconder la mirada, esa que tantas cosas dice, tras espejos de cristal barato y armaduras de pasta de colores o alambres que se desmontan al primer achuchón. Me parece básico tener el suficiente carácter como para ponerte lo que te gusta sin que otros dicten lo que debe ser, el look de cada uno debe ser personal e intransferible, sentirse a gusto con él. Y amagar los ojos porque está de moda me parece un sinsentido, otra cosa es que la prescripción médica te las recete pa que te sienten de rechupete, es como cubrir ese mítico sentido visual con un velo de hipocresía para pasar desapercibido entre la multitud, zombies con ojitos de postal.-