jueves, 2 de julio de 2009

Camino al andar

Es curioso observar los pies de la gente sobretodo ahora en verano cuando la peña exhibe sandalias para todos los gustos y disgustos, dime lo que calzas y te diré quién eres, porque el tema de cubrir o descubrir esa parte tan importante de la anatomía particular de cada uno, por lo motriz sobretodo, puede suponer todo un ejercicio de fetichismo en los gustos particulares de uno mismo, he conocido peña con unos pinreles preciosos que se niegan a airearlos utilizando calzado cerrado para que no se les escapen los dedillos y otros especimenes de pies espantosos que deslucen toda la avenida con esas sandalias de tirillas tan kitsch que se ven por todos lados. Hay pies bonitos y feos, tantos como caras o cuerpos, a ojos del observador particular que es uno mismo, y también hay multitud de calzados diferentes para cada tipo de usuario, a gusto del consumidor que es el que va a lucirlos. ¿Cuánto valen?, depende de una serie de factores como la marca, el que esté o no de moda, el color, el material, o simplemente el capricho de la persona encargada de la zapatería; que siempre suele ser una mujer de mala baba y vestimenta apretaíca que empezó colocando zapatillas de playa en esas cestas que siempre tienen un cartelillo que marca “Rebajas” y acabó puteando a las empleadas de turno… Yo tengo poco calzado en mi zapatero, el suficiente creo, pero si alguna vez necesito un cambio de zapalook y veo algo que me mola ya estoy perdido porque me lo pillo y luego miro el precio y la marca, Ois, no lo puedo evitar!, pero que le vamos a hacer cada uno tiene sus manías, y yo como que acabo cogiéndole cariño a las bambas, los zapatos o las zapatillas de cuerda y trapo que llevo ahora mismo y que utilizo para estar por casa (3 euricos y no veas como molan); y les doy muchos años de (buena) vida, total que me salen rentables, porque aunque estén viejitos les pongo crema si la necesitan, o les cambio los cordones o las lavo de vez en cuando, que también les sienta bien un remojón como a cualquier tipo de prenda de vestir. Eso sí, entre mi reducido arsenal siempre figuran unas bambas como esas de la foto, marca incluida, voy a permitirme una licencia para pisar porque esa estrellita es algo que arrastro desde hace muchos años, puedo cambiar el color pero nunca el modelo, digamos que me hacen sentir cómodo mientras camino (y ando mucho-mucho), algo así como ir pisando nubes… de asfalto.